domingo, 5 de febrero de 2012

4.II

Pero pasaron dos días sin que Nicholas tuviera noticias de aquella chica.
Consideró probar a sacarle algo de información a Peter, pero era un riesgo demasiado alto teniendo en cuenta que la hinchazón de su nariz y ojo izquierdo aún no había remitido del todo.
Así que casi había olvidado el tema hasta la mañana del tercer día de navegación, estando con Hellen y Matt, almorzando en un bar del hall.
-        Peter está raro- comentó Matt.
-        Peter es raro- corrigió Nicholas- pero ¿por qué lo dices?
Matt se encogió de hombros.
-        Está muy callado, y no te tiró nada ayer a la cara cuando comparaste a su hermana con un animal de granja.
El chico rió al recordarlo. Sabía que no estaba bien, pero no podía evitar meterse con él... aunque tampoco es que lo hubiese intentado con mucho ahínco.
-        A lo mejor se volvió idiota del golpe- teorizó Hellen antes de darle un sorbo a su taza- O lo más probable, que un machista como él se halla sentido demasiado humillado porque le venciera una chica.
Nicholas sonrío observando a su amiga dejando el té rojo sobre la mesa con el ceño fruncido. Hellen la feminista. Siempre había sido igual.
-        Pensaba que Peter te caía bien.
-        Y así es. Pero no soporto que intente argumentarme por qué las mujeres deberían cobrar menos que los hombres y esperarles con la comida hecha en casa. Me entran ganas de pegarle con una silla.
-        ¡Ah!- exclamó de pronto Nicholas- ¡Es ella!
-        ¿Qué dices?
-        Ella- señaló disimuladamente a la puerta de la cafetería para que sus amigos siguieran la dirección.
-        ¿La morena?- inquirió Hellen- ¿Quién es?
-        La que dejó fuera de combate a Peter.
El rostro de su amiga se iluminó un segundo antes de girarse como una bala y examinarla con más atención.
Dieciocho años como poco; veinticinco como mucho. Morena de pelo liso, pálida como la nieve, con ojeras, vestida con vaqueros azules y camisa blanca. Delgada, de facciones afiladas y estatura corta. No podía creer que alguien así fuera capaz de tumbar a alguien como Peter.
La chica que Nicholas le había indicado estaba sentada en una mesa pegada a la puerta con un hombre que aparentaba ser su padre, de pelo castaño oscuro, con canas y barba.
Discutían.
-        ¿Estás seguro de que es ella?- preguntó Matt.
Nicholas asintió.
-        Si es así, entiendo por qué Peter está tan afectado- rió- ¡Ay!- Recogió el trozo de pan que acababa de impactar en su ojo- Eso duele, Hellen.
-        Lo se. Ey ¿Vamos a decirle algo?- comentó en tono confidente.
-        Está ocupada- negó Nicholas- Además, ¿que le digo?
-        Te mueres por ir a hablar con ella ¿eh?- se burló Matt.
-        ¿Pero qué dices?
-        Venga ya, consiguió lo que nunca has conseguido con Peter- puntualizó Hellen-: le derrotó en una sola noche.
-        Eso no tiene ningún...
-        ¡El padre se va! – exclamó Hellen- Vamos.
Y sin esperar respuesta arrastró a Nicholas a través del local hasta llegar a tres metros de la chica, sentada de espaldas a ellos.
- Habla con ella.
- ¿Para qué?
Hellen sonrió con malicia.
-        ¿Quieres que te haga un dibujo?
El la miró con una deja alzada.
-        Estás mal de la cabeza.
-        Puede, pero piénsalo. No hay un modo mas efectivo para humillar a Peter que vea que tienes una cita con esa- enfatizó- chica.
Nicholas se quedó boquiabierto.
-        No sabía que fueses tan retorcida- ella se encogió de hombros-. De todos modos ¿qué le digo?
Pero antes de poder terminar la frase se vio en el aire a punto de caer sobre la chica en cuestión.
Mataría a Hellen por haberlo empujado. 

1 comentario:

eva dijo...

Esto empieza a ponerse interesante...no tardes tanto en colgar capítulos!! por cierto, la descripciones de las escenas son muy buenas. me imagino perfectamente los gestos y actitudes de los personajes...